BASILIO ALTUNA FERNÁNDEZ DE ARROYABE (Erenchun, Alava, España)

BASILIO ALTUNA FERNÁNDEZ DE ARROYABE ETA, Erenchun, Erentxun, Alava, Araba, España, 6/09/80
A las diez y cuarto de la noche del sábado 6 de septiembre de 1980, la banda terrorista ETA (pm) asesinaba de un disparo en la cabeza a mi padre, el capitán de la Policía Nacional BASILIO ALTUNA FERNÁNDEZ DE ARROYABE mientras presenciaba un baile en el Frontón de la localidad alavesa de Erenchun, a doce kilómetros de la capital, en compañía de un grupo de familiares y amigos. El proyectil le atravesó la cabeza y le provocó la muerte en el acto. El autor del atentado aprovechó la confusión para huir en un automóvil que le esperaba en una de las calles del pueblo. El cadáver permaneció en el suelo durante dos horas hasta que el juez ordenó su levantamiento.

La viuda e hijos de la víctima remitieron a los medios de comunicación vascos una carta en la que emplazaban a los asesinos a que demostrasen que Basilio Altuna Fernández de Arroyabe tuviese alguna responsabilidad en los hechos de marzo de 1976. En la carta, la familia del capitán asesinado subrayaba que ETA (pm) no escapaba a las contradicciones que paralizaban a la sociedad, y que la complejidad de los problemas actuales no podía resolverse en una película de buenos y malos. "Bien sabemos que nuestra verdad poco podrá hacer contra la gran mentira que lleva el sello de una organización tan prestigiada, pero no por ello vamos a callar". Tras indicar que el servicio de información de ETA (pm) había contado con largos años para elaborar datos en torno a la figura del capitán Altuna –"aunque no se ha preocupado de hacerlo con objetividad"-, la familia reconocía que participó en las jornadas de febrero y marzo de 1976 en Vitoria, en los que resultaron muertos cinco trabajadores. Sin embargo, añadían que "una investigación clara y fiable demostraría (...) que su actuación estuvo dirigida en todo momento a evitar cualquier enfrentamiento". "Hacer responsable a un teniente de aquel período negro es hacer gala de un simplismo que no podemos permitirnos". La familia desmentía asimismo la acusación de que fuese organizador de las actividades de la extrema derecha, señalando que constituía una afrenta a su propia dignidad. "Emplazamos públicamente a ETA pm a que proporcione datos significativos de las supuestas actividades de nuestro padre, que, al parecer, eran tan bien conocidas. Estamos por una sociedad de personas libres y en plena capacidad de convivencia". ETA, como no podría ser de otra forma, guardó silencio de forma cobarde, como siempre que ha asesinado y justificado después el asesinato con falsas acusaciones.

Dos días después, el 8 de septiembre, el cadáver del capitán Altuna fue inhumado en el cementerio de Santa Isabel, en Vitoria. El féretro fue conducido en un furgón fúnebre desde la capilla ardiente, instalada en el Gobierno Civil de Álava, hasta el cementerio, donde fue  introducido en el panteón familiar en presencia de su viuda e hijos, así como de las autoridades militares y civiles que acudieron posteriormente al funeral celebrado una hora después en la catedral de Vitoria. Antes de que comenzase el acto religioso, que se desarrolló sin incidentes, uno de los hijos del fallecido pidió que se guardase silencio durante la ceremonia y una vez finalizada la misma. A la salida del templo, vigilado estrechamente por efectivos de la Policía Nacional, no se escuchó grito alguno ni se corearon consignas. En la ceremonia, a la que asistieron mil quinientas personas, estuvieron presentes el delegado del Gobierno en el País Vasco, el general Santamaría, los gobernadores civiles de Burgos y Álava; el alcalde de Vitoria, el nacionalista José Ángel Cuerda; el presidente de UCD del País Vasco, Jesús María Viana, y representantes del PSOE y Alianza Popular (AP). No asistió representante alguno del Gobierno Vasco.

El asesinato de Basilio Altuna Fernández de Arroyabe ha quedado impune, como muchos de los cometidos por la rama político-militar de ETA. El 9 de febrero de 2006 Ángel Altuna Urcelay, hijo de Basilio, y José Ignacio Ustarán Muela, hijo de José Ignacio Ustarán Ramírez, asesinado también por ETA pm el 29 de septiembre de 1980, escribieron un artículo en el diario ABC sobre el proceso de reinserción de estos terroristas, que ha provocado que se paralizasen las investigaciones de procesos ya abiertos: "No se reabrieron los casos archivados ni se investigaron los asesinatos de ETA político-militar por aclarar (...) las víctimas del terrorismo de ETA político-militar vivieron una situación sobrevenida que se resume en una palabra: impunidad. (...) Los poderes del Estado avalaron esta salida y, a día de hoy, nadie de los beneficiados por aquellas medidas ha reconocido públicamente el daño realizado anteriormente".

En agosto de ese mismo año, Ángel Altuna volvió sobre el tema en un artículo publicado en la revista de la Fundación Víctimas del Terrorismo, explicando cómo dos años después del asesinato de su padre la banda terrorista se escindió: "Unos decidieron su disolución sin entregar arma alguna -recuerda-, y otros decidieron continuar con la práctica del terror. Los que decidieron su disolución no se arrepintieron y no reconocieron daño alguno. Los poderes del Estado posibilitaron ‘una puerta de atrás’ para estas personas que habían delinquido. Tengo la certeza de que en aquel momento hubo dejación de funciones". Y añadía: "Dos años después del asesinato de mi padre muchos de ellos se paseaban por las calles de mi ciudad y se les daba trabajo en instituciones públicas". Altuna señalaba que, desde esas fechas, "ETA ha asesinado a más de quinientas personas", y que la bienintencionada apreciación de que con la reintegración de esos individuos a la vida normal sin exigirles nada a cambio habría un "efecto contagio" en el resto de los etarras fracasó de forma traumática. "Se pide ahora generosidad pero se olvida que ya la hubo y volvieron a manchar sus manos de sangre".

Basilio Altuna Fernández de Arroyabe, natural de Azua, Álava, tenía 57 años. Estaba casado con Ángela Urcelay (Marieta, Álava 1931) y tenía cuatro hijos. El capitán Altuna estaba destinado en la compañía de la Reserva General de Miranda de Ebro, aunque vivía en Vitoria. Anteriormente estuvo destinado en Madrid, San Sebastián, Vitoria y Bilbao. 

Ángel, uno de los hijos de Basilio, escribió en el libro Olvidados, de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero: "Tener un hijo te lo cambia todo. Hace que la perspectiva de lo que es importante se modifique de forma radical. Desaparecen miedos antiguos que giraban en torno a ti y aparecen miedos nuevos [...]. Lo que no tenía previsto en ese momento era que llegaría un día en el que esa personita a la que amo hasta el dolor me haría una pregunta difícil, muy difícil de contestar a una niña de cuatro años: ‘Papá, ¿cómo murió el abuelito?’. Escribo estas líneas con la intención de hacer constar que mi padre no murió en un accidente de tráfico, como parece que mucha gente aquí, en el País Vasco, quisiera creer. Escribo estas líneas para reivindicar la figura de nuestro padre, Basilio Altuna, para condenar su asesinato a manos de la banda terrorista ETA, para criticar el comportamiento de una sociedad que no supo responder al terror y para que mi hija, en un futuro no muy lejano, pueda encontrar respuesta a su pregunta. Mi padre, Basilio Altuna, fue asesinado la noche del 6 de septiembre de 1980 en Erenchun, un pueblecito cercano a Vitoria. Eran las fiestas del pueblo de mi madre y había acudido a celebrarlo con familiares y amigos. En un momento, y en el frontón donde se desarrollaba la verbena, un pistolero se acercó por detrás y le asestó un tiro en la nuca. Murió en el acto. Mi padre dejó mujer -Angelita- y cuatro hijos -yo soy el tercero de ellos-. Ahí empezó un proceso que aún no ha culminado por el que ser hijo de policía, en el País Vasco, ha tenido, tiene y tendrá un costo terrible. Pero el verdadero y trágico valor superior reside en la vida arrebatada de nuestro padre, Basilio. Yo tenía 17 años y me hice violentamente adulto aquella noche".

Nota del Autor: De mi padre sólo puedo hablar de él desde la lejanía por qué no me dejaron conocerle, apenas tenía 10 años cuando le arrebataron su vida y también la mía. Uno de los múltiples psicoterapeutas que he tenido desde que asesinaron a mi padre, el psiquiatra Raúl Nehama Masri, me decía en una sesión, que los terroristas no solo buscan atentar contra la victima, sino contra las generaciones descendientes de ésta y a todo su circulo social más cercano. Esto lo ví claro el 11 de marzo de 2004 donde no sólo se asesinó a 200 personas, sino que se asesinó a toda una ciudad.

Mi hermano Ángel suele decir que ese 6 de septiembre se convirtió violentamente adulto (era el único hijo que estaba en Vitoria aquella noche). Yo tan sólo puedo decir que nací trágicamente ese día ya que apenas recuerdo hechos anteriores, no es que tuviese una infancia feliz o infeliz, es que no la tuve y los escasos recuerdos que tengo son en clave política o violenta (manifestaciones, barricadas, botes de humo, atentados, funerales…)

Nadie sabe si mi padre estuvo amenazado directamente antes de su muerte, sólo él sabría contestar a este hecho, pero en el País Vasco de los últimos 50 años los amenazados  hemos sido y somos la mitad de la población.  Así que en mi casa esa velada amenaza se vivía de forma cotidiana, casi normal. Formar parte de “los parias” era algo natural, aunque no lo entendieses así tu padre no es policía si no funcionario, no vayas siempre por los mismos sitios, cuidado a quién le dices donde vives…

Y un día te encuentras con que el plazo se ha cumplido, lo que tenía que llegar ha llegado y a partir de ese día les toca jugar a esta macabra lotería involuntaria a otros, tu lo único que puedes hacer es empezar una nueva vida, ya que es imposible continuar la vida que llevabas. Y llega el estrés postraumático.

Se trata de un acontecimiento en la vida del sujeto, una experiencia vivida que aporta, en muy poco tiempo, un aumento tan grande de excitación a la vida psíquica, que fracasa toda posibilidad de elaboración. Entonces el psiquismo, al ser incapaz de descargar una excitación tan intensa, no tiene la capacidad de controlarla y eso origina efectos patógenos y trastornos duraderos. En el caso de un atentado terrorista existe un factor adicional a los efectos el estrés postraumático: la existencia de un autor que causa el daño, lo que impulsa a la víctima a sentir odio, ira y cólera hacia el agresor.

En mi caso (y en el de más de 300 asesinatos de ETA) las víctimas desconocemos quién fue ese agresor (no podemos perdonar a quién no conocemos).  El Estado de Derecho al cual nos hemos acogido como ciudadanos (y por el que han muerto nuestros familiares) nos ha dejado abandonados y desprotegidos. Con ETA Político Militar el Estado de Derecho no sólo fue generoso como dicen, simplemente dejó de cumplir sus funciones en base a un Derecho Transicional que nunca ha existido hasta nuestros días. La Justicia Transicional se refiere a aquellos procesos de transición de un conflicto armado a la paz, en los que es necesario equilibrar las exigencias jurídicas (garantía de los derechos de las víctimas a la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición) y las exigencias políticas (la necesidad de paz) que requieren dichas transiciones. Es por esto que las víctimas de ETA(pm) sentimos que  llevamos cierta "ventaja" sobre las víctimas de ETA(m) y es que sabemos lo que va a pasar por qué lo hemos vivido ya. Y lo único que ocurrió entonces y que va a volver a ocurrir ahora con ETA es que el Estado no  va a tener en cuenta las garantías de las víctimas a la Verdad y a la Justicia (300 asesinatos sin resolver) a cambio obtendremos la Paz, por tanto una falsa PAZ. 

Con motivo del XXXII aniversario de la muerte de mi padre, quiero recordar y homenajear a todos los asesinados en aquel trágico 1980 en Vitoria (Álava), aquellos terribles y “selectivos” asesinatos que se cometieron en esa pequeña, casi familiar ciudad:

Jesús Velasco Zuazola (Jefe del Cuerpo de Miñones de la Diputación Foral de Álava), Eugenio Lázaro Valle (Jefe de la Policía Municipal de Vitoria), Luis María Hergueta Guinea, (Jefe de las oficinas técnicas de la factoría Michelín de Vitoria), José Ignacio Ustarán Ramírez (miembro de la Ejecutiva Provincial de UCD) y por supuesto a Basilio Altuna Fernández de Arroyabe (Capitán de la Policía Nacional). Cinco hombres buenos.


Madrid 5/09/2014
En el momento de escribirte esto, me encuentro en Urgencias Psiquiátricas del Ramón y Cajal, si papá, una vez más...

Este año las cosas no van mejor para nosotros, estamos más solos, más humillados, más engañados que nunca. Bajo el muy elaborado argumento de "ETA ya no mata", una versión actual del "algo habrá hecho" de los ochenta, todo está permitido y legitimado.

Los famosos axiomas del "con la violencia no se consigue nada" o "toda idea es legítima siempre y cuando no se utilice la violencia" en España se caen por su propio peso. Hoy los que os asesinaron, secuestraron y coaccionaron (más de 850 asesinados, miles de heridos y 200.000 exiliados) detentan la Diputación Foral de Guipúzcoa, cuentan con más de 120 alcaldes y 1.130 concejales en el País Vasco y Navarra.

La novedad del "nuevo tiempo" es que los dos grandes partidos nacionales (si papá, el Partido Popular también) os han traicionado. Moristeis para nada.

En otoño más de 80 asesinos, violadores, pederastas salieron con el beneplácito del Gobierno que os/nos debería apoyar, honrar y proteger. Repiten hasta la saciedad que "ETA se ha acabado" y que aquí hay "vencedores" y "vencidos" Curioso país donde los vencidos ocupan escaños, alcaldías y concejalías y los vencedores descansáis en los cementerios y con más del 40% de los asesinatos sin juzgar o resolver.

Han pasado 34 años ya desde tu asesinato, me dicen que pase página, que hay que perdonar (al que no conozco) y olvidar... Y yo siento que sigo anclado en aquella terrible tarde de septiembre. 

Por lo demás, decirte que a tu nieto le ha fichado el Atleti y tu Athletic está por fin en la Champions. Cuanto hubierais disfrutado el uno del otro. Este fin de año estuvimos él y yo en San Sebastián, de regreso me dijo que que quería ser policía y vivir en Donostia. ¿Te lo imaginas en la Cuesta de Aldapeta?

Yo me sigo manteniendo como siempre al filo de la navaja, en el paro (soy un inadecuado) y con mis picos de sierra a base de terapias, mucha medicación y algo de fe. Efectivamente el terrorismo no sólo aniquila a la víctima directa sino a toda una familia (en este momento la tuya está rota y muerta), a un entorno y a todo un país.

Por último, y ahora que se cumplen 100 años del inicio de La Gran Guerra, sigo envidiando los pequeños pueblos del país vasco francés donde no falta placa o monumento en recuerdo de los caídos nativos de esa localidad, en la de Biriatou y según el poema de Unamuno con la inscripción en vascuence viejo: "ARHOITZ GUTAZ" (acordaos de nosotros), yo lo seguiré haciendo cada día. 

Te quiero papá, aunque ya no tenga recuerdos reales de ti.


Madrid 6/09/2015

Querido padre,

Después de 35 años de tu asesinato a manos de ETA Político Militar, todo lo que hemos conseguido, es que el Lehendakari Iñigo Urkullu entregase el pasado viernes un “retrato de la vulneración del derecho a la vida en el caso vasco” (así lo llaman) a los alcaldes alaveses de Elburgo (Azua) donde naciste, de Vitoria, donde eras vecino, y de  Iruraiz-Gauna (Erenchun) donde te mataron.

Tu asesinato tras tres décadas y media después se resume textualmente en lo siguiente:

Retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco:

Basilio Altuna Fernández de Arroyabe

Fecha: 06/09/1980.
Edad: 57 años.
Natural de: Azua (Elburgo, Álava).
Vecino de: Vitoria-Gasteiz (Álava).
Hijas/hijos: Dos hijos.
Profesión/cargo/otros: Capitán de la Policía Armada, de la Reserva General de Miranda de Ebro.
Autoría: ETApm.
Lugar de la muerte: En la plaza de Erentxun (Araba).
Procedimiento: Atentado con arma de fuego.
Más datos: ETApm imputó a la víctima su implicación en los sucesos del 3-M en Vitoria-Gasteiz, mientras que la familia les emplazó a que demostraran las acusaciones.

Da igual que tuvieses cuatro hijos, en vez de dos, da igual que en 1980 fueses Capitán de la Policía Nacional y no de la Policía Armada que ya no existía, da igual la “justificación” argumentada por el propio Gobierno Vasco, el famoso “algo habrá hecho”, para que te matasen bajo el epígrafe “Más datos”…  este es a día de hoy tu retrato.

Creí que el todopoderoso Gobierno Vasco iba a rescatar alguna imagen antigua viéndote sonreír junto a tu familia o amigos en Azua, Marieta, en Vitoria, en Laredo, en San Sebastián, en Madrid… o iba a descubrir algunas palabras o escritos tuyos. No, papa, éste es tu retrato 35 años después.

Pensaba que tras 35 años las heridas de tu asesinato eran suficientes para que éstas estuviesen cerradas. No, padre, las heridas siguen abiertas.

Lo unico que se y esto no es un relato es que a las 10:15 PM del 6 de septiembre de 1980, es asesinado en Erenchun (Álava) mi padre Basilio Altuna Fernández de Arroyabe. 

Lo único que se con toda seguridad que pasó, y no es un retrato ni es una opinión, es que:
  •       Unos dictaron tu muerte.
  •       Otros siguieron y anotaron tus costumbres, tus usos, tus itinerarios…
  •      Alguien muy cercano a ti, informó de que aquella tarde, casualmente estabas en Erenchun.
  •        Uno ejecutó la acción.
  •        Otros dieron cobertura de fuga al ejecutor.
  •        Otros cobijaron y protegieron a los anteriores...
  •      Una inmensa mayoría de la sociedad y parte de sus instituciones callaron ante tu asesinato… (Ni siquiera ningún representante del Gobierno vasco acudió a tu sepelio y funeral)

Lo único que sé y esto no es una opinión, es que el estado de derecho y sus instituciones:
  • No te protegieron como ciudadano, en tiempos de paz y no de conflicto armado.
  • No han investigado tu crimen.
  • No han identificado, ni detenido, ni juzgado al autor material, al “hombre de la camisa verde”, que te asesino.
  • No ha identificado, ni detenido, ni juzgado a los autores necesarios (ni materiales, ni intelectuales) de tu asesinato.
  • La Audiencia Nacional (Carlos Divar) archivó tu sumario el 24 de diciembre de 1980, 24 horas después de haberlo incoado.
  • Lo único que sé y esto no es una opinión, es que ETA (Político Militar) organización terrorista (perfectamente jerarquizada y estructurada) fue quien reivindicó la autoría del asesinato de mi padre.

Lo único que sé, y no es un retrato, es que dicha banda terrorista abandonó la actividad terrorista en 1983 y que ni sus dirigentes, ni sus integrantes, ni sus colaboradores fueron encausados ni enjuiciados por tu asesinato. (Ni tan siquiera entregaron sus armas).

Lo único que sé, y no es una opinión, es que pasados 35 años, una parte de la sociedad y gran parte de sus instituciones siguen callando ante tu asesinato e incluso homenajean, jalean, protegen y amparan a los que lo cometieron.

Lo único que sé con toda seguridad que pasó  y esto no es un retrato, es que tus asesinos y cómplices hicieron perfectamente su trabajo, que cumplieron y alcanzaron al menos parte de unos objetivos diseñados y definidos previamente.

Lo único que sé y esto no es un retrato, que después de 35 años el estado de derecho por el cual te asesinaron no hizo, ni ha hecho a día de hoy, su trabajo (como sí, insisto, lo hicieron perfectamente tus asesinos).

La MEMORIA de la que tanto se habla no te podrá devolver la vida, pero podrá devolverte la DIGNIDAD, siempre que el Conjunto del Estado de Derecho y sus instituciones se atrevan a ir en busca de la VERDAD en mayúsculas, que no es otra cosa que la JUSTICIA.

La memoria por tanto de Basilio Altuna Fernández de Arroyabe y de Todos los asesinados debe ser una parte del grito a favor de la verdad, de la ley, y por tanto de la justicia, una llamada a defender la libertad de todos en el futuro y a liberar así a toda la sociedad vasca y española de su pasado, y este será el único y auténtico triunfo del estado de derecho y de todos los vascos y españoles. 

Si la primera víctima de la guerra es la verdad, la primera víctima del terrorismo es la libertad. No podemos permitir que el terrorismo (los terroristas) ganen una guerra que nunca existió y que quieren hacernos creer que existió.

Nuestra  sociedad ha sido vapuleada por el terrorismo, la primera víctima del terrorismo ha sido el estado de Derecho y por tanto el conjunto de la sociedad vasca y española. Hasta la fecha el Estado de Derecho y La Sociedad están siendo vapuleados por el encubrimiento, la manipulación y la distorsión de lo que debe saberse y conocerse, simplemente por que sucedió. 

Este encubrimiento, manipulación y distorsión… esta equiparación entre victimarios y víctimas no es otra cosa que un acto de traición a las víctimas directas del terrorismo y de la violencia, por tanto  es la derrota de la verdad y de la libertad y el triunfo de los terroristas. 

Si nuestro deseo es la verdad, debe cumplirse con la ley. Y cumplimos con la ley si ponemos nuestro empeño al servicio de la Justicia. 

La memoria (y no estos retratos) por tanto de cada asesinado debe ser un grito a favor de la verdad, de la ley y por tanto de la Justicia. Es una llamada a defender la libertad de todos en el futuro y a liberar a toda sociedad vasca y española de su pasado, y este será el auténtico triunfo (esta vez sí) del Estado de Derecho y de toda la Sociedad vasca y española. 

Los retratos en los cuales tú apareces el pasado viernes, fruto del arduo trabajo de la Secretaria de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco, y en los cuales todo vale y todo entra no son memoria, son caricaturas.

Mientras no exista una Victoria por parte del Estado de Derecho (Gobierno Vasco incluido)  no podremos hablar de hechos del pasado sino de hechos del presente, de heridas que no se pueden cerrar.  La estrategia terrorista establece que no se asesine hoy, pero los frutos conseguidos por su pasado son evidentes en el presente:


  • Los Sucesores o Herederos de KAS ostentan/detentan 1.195 concejales, 117 alcaldías y el ayuntamiento de Pamplona.
  • El asesinato de mi padre, como el de más de otros 300 ciudadanos, no se ha esclarecido al no haber realizado  el estado de derecho su función de “hacer justicia”. 
  • Añadir que buena parte de la sociedad vasca y española siguen legitimando, hoy, este pasado, tanto los medios empleados por los que te mataron como los fines por los que te asesinaron. No se ha deslegitimado el discurso de los terroristas.

La Violencia ejercida por los que te mataron ha servido, sirve y servirá para conseguir unos objetivos perfectamente estructurados y planificados.

Este modelo de Memoria, basado en la Verdad y en La Justicia que pido para mi padre, lo extiendo y lo hago mío, es que se aplique a todos aquellas víctimas de la violencia no terrorista. Y comienzo personalmente por los 5 trabajadores muertos el 3 de marzo de 1976 en Vitoria. Pero las muertes de los asesinados por el terrorismo de ETA, esa muerte selectiva, y la de esos 5 trabajadores asesinadas en Vitoria, son muertes distintas, no son equiparables, no son comparables. No hablo de grados de sufrimiento, ni de escalas de dolor, no son unas mejores, ni peores… simple y llanamente no pueden estar en el mismo monumento, placa, monolito…

Del mismo modo que no es igual la muerte de mi padre, que la de los cinco trabajadores de Zaramaga, que la provocada por un policía beodo fuera de sus horas de servicio en un bar de Vitoria, de Haro o de Baracaldo.

Como no es lo mismo (y no hablo de grados de dolor, ni de sufrimiento) las víctimas de la violencia familiar, de genero, como las víctimas de accidentes de trafico… No todo entra, ni puede entrar en el mismo saco (o acto). Sería una afrenta para cada muerte juntarlas a todas.

Todo lo demás son caricaturas, retratos, relatos… no hay más verdad que yo Fernando Altuna  Urcelay sepa hasta hoy, 6 de septiembre de 2015.

Nota: Para más datos sobre la terrible justificación del asesinato de mi padre por parte del Gobierno Vasco considero de interés que se remitan a la carta publicada por la viuda e hijos de Basilio Altuna en la Edición Impresa de el diario EL PAIS del 11 de septiembre de 1980.


Asimismo ruego a los servicios de información y de documentación del Gobierno Vasco que demanden el comunicado y reivindicación textual de ETA Político Militar  que hizo llegar al diario DEIA, asumiendo su autoría.



Madrid 6/09/2016


“NO ES LÍCITO CALLAR”

“No es lícito olvidar, no es lícito callar, si nosotros callamos, ¿quién hablará?” suplicaba Primo Levi. Hoy puedo, quiero, deseo hablar.  Hace ahora 36 años, cuando cada 60 horas se producía un atentado terrorista mortal en España, ETA (Político Militar) asesinó a mi padre Basilio. No sería honesto conmigo mismo si hoy, un año más, volviese a callar como lo he hecho durante tanto tiempo.  Como nos dice Levi, hoy no me es lícito olvidar. Como en 1980, cuando yo era un niño de 10 años, hoy tengo unas terribles ganas de gritar.

Apenas recuerdo la voz y los rasgos físicos de mi padre, los recuerdos vitales se han perdido. Un boceto compuesto por distintos relatos de familiares y amigos es todo lo que tengo hoy de él. Podría extenderme en el porqué de tantos años de silencio, pero la explicación básica no es otra que su muerte fue también la mía durante décadas. Tuve que buscar desde la adolescencia recursos para poder pasar el mal trago de quedarme huérfano con buena parte de la sociedad a favor de sus verdugos. Sería irreal decir que esos recursos no funcionaron, de hecho llegué a formar familia, a formar parte de la comunidad y ser un buen profesional de la publicidad española. Pero también sería mentira decir que esos recursos ficticios me pasaron una factura vital de la que jamás podré liberarme. Hará poco que reconocí que solo aceptando la derrota de mi vida podría subsistir. ¿A quien le gusta aceptar la derrota? A nadie, pero al menos en mi caso ha sido la única forma de que hoy mi vida sea más humilde, mas honesta y mas honrada. Sí: yo he perdido.

En el caso Altuna, la rama político-militar de ETA no sólo asesinó a padre. Me destrozó como persona, aniquiló a una familia y resquebrajó los principios del estado de derecho al no haberse hecho justicia, al igual que en los más de 300 asesinatos de la organización criminal que no han sido esclarecidos. No soporto, no acepto pues, la teoría del relato de que las victimas del terrorismo hemos vencido. Al menos padre y yo hemos perdido. Hemos sido derrotados. No hemos ganado. Nada.

Nunca me ha gustado el terrorismo con apellidos. No distingo el dolor de una víctima de ETA, de los GAL, de los GRAPO, del BVE o de los FRAP. Pero en el caso de los asesinatos cometidos por ETA Político-Militar, fruto de no haber realizado una construcción adecuada del relato, hoy tengo que denunciar la reescritura que se ha hecho de esta rama sanguinaria. Así podemos leer que ETA (pm) fue una banda que pasó con naturalidad de la actividad armada a la vida democrática, sin ni tan siquiera haber entregado las armas… Bueno sí: entregadas a ETA militar para que éstos siguieran matando. Tenemos que oír que los poli-milis eran unos seres románticos y bondadosos que únicamente secuestraban durante unas horas a malvados empresarios para dejarlos en libertad tras dispararles un leve tiro en las piernas. No: ETA Político Militar secuestró, torturó y asesinó. A políticos como Ustaran o Doval. A humildes obreros como Mario González o Joaquín Becerra. A personas anónimas en atentados indiscriminados simultáneos en Atocha, Chamartín y Barajas. A…

Denuncio que un tipo como Arnaldo Otegui Mondragón, que el 6 de septiembre de 1980 estaba en territorio español dentro de los comandos activos de ETA Político-Militar, que bien pudo ser el autor material o necesario del asesinato de padre, sea hoy “la estampa” viviente de la historia de la banda y sus ramificaciones en el País Vasco, Navarra (y el resto de España). Un “txotxolo” nacido en Elgoibar que decidió en su juventud coger las armas e ingresar en una estructura criminal y mafiosa. Que se dedicó al secuestro y al interrogatorio bajo tortura en “cárceles del pueblo” de ciudadanos vascos. Que siguió cometiendo actos criminales prescritos y no juzgados (¿Hergueta?). Que tras la decisión de los poli-milis de disolverse, él diese el paso de continuar en ETA Militar dentro de la ortodoxia de KAS. Que una vez detenido y cumplida la pena por secuestro de Luis Abaitua, pasase a la rama política de “La Organización” como dirigente de Herri Batasuna. Que, sin desvincularse de la banda, cumplió de nuevo condena por seguir sirviendo a los intereses de ésta y hoy, sin haber objetado de su pasado, se presente como el líder que enarbola la rama de olivo y que nos trae la paz que ellos mismos nos quitaron.

Me rebelo contra este asentimiento general, por que es ésta y no otra la construcción que se está haciendo de la memoria, una edificación generosamente financiada por parte del Gobierno Vasco. De hecho, su Secretaría de Paz y Convivencia dirigida por Jonan Fernández, en su intento siempre blanqueante, publicó hace año los documentos llamados “Retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco”. El 6 de septiembre de 1980 y dentro del “caso vasco” aparecen el Capitán de la Policía Nacional Basilio Altuna Fernández de Arroyabe, asesinado por la espalda de un tiro en la nuca por ETA (pm) en Erenchun (Álava) y Luis Quintana Monasterio, asesinado de un disparo en una reyerta nocturna por un Policía Nacional ebrio, fuera de servicio y de paisano en el barrio bilbaíno de Las Cortes. Dos muertes violentas e injustificadas con motivaciones y circunstancias completamente distintas. El único fin de esta reescritura de la historia en aras de su particular “proceso de paz y convivencia”, como bien describió Fernando Savater en su día, es diluirlo todo en una nube de dolor general y mucho problema vasco.

Y grito ¡NO!. No contra la construcción de esta memoria, que ya no es ni “problema” sino “caso”. ¡No!, al ver que se hacen ciertas las palabras del también terrorista Pernando Barrena en 2007 cuando dijo: “los que hoy son terroristas puede que mañana no lo sean, siempre y cuando ganen la batalla del relato político”. Y desde la derrota más absoluta de haber perdido esta batalla, viendo como hoy los terroristas ya no lo son para buena parte de la sociedad, me rebelo. Hoy no callaré. Fueron y SON terroristas.


Fernando Altuna Urcelay
Hijo de Basilio Altuna Fernández de Arroyabe
(Publicado el 7 de septiembre de 2016, en el diario El Correo)